martes, 14 de marzo de 2017

Puedo confiar en un árbol
porque una vez lloré y ni sus brotes más tiernos voltearon a verme
Y aunque sólo deseaba un abrazo
fui yo quien lo dio y ante la inercia aparente
el viento movió las hojas
y me quedé pensando en cosas que me gustaría recordar
un árbol blanco por ejemplo en una cima pequeña
sin ríos ni mares
sólo un árbol blanco
guardado en mi corazón
eternamente deshojado
eternamente frondoso
un árbol regado de lágrimas secas
de risa sin gesto
de paz interior

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