lunes, 27 de agosto de 2018

La torre de dos

No tenemos un lugar
para andar y levantar polvo
como caballos por el monte mientras se desliza la luz
por las espigas del trigo 
Ni una noche en el desierto más cercano 
abrazando el cristal celeste del frío

Sólo el viento nos oye
A él le ofrendamos nuestras visiones 
la cortina blanca
la ropa 
pero no es el cuerpo el que sigue la ruta  
En un choque de anhelos
sólo algunos se coronan

Sólo el viento nos oye 
y estoy hablando mucho 
Guardo para ti
el temple de la mudez de una estrella 
Cierro suave la puerta 
entre tantas otras 
y sigo por el pasillo hasta mi cama