y no hubo castillo
ni reyes
ni corona
pero me conquistó y no arrebató nada para sí
excepto un beso
cuando creí que mis palabras me llevarían a su boca
Fue un cállate y bésame
y yo me callé y ella me besó
y cerré los ojos y los abrí en penumbra
para verla con los suyos cerrados
Recuerdo el movimiento de sus labios
como el camino de la oruga en la cereza
y su lengua apenas asomada
con la vitalidad de un brote buscando el calor del sol
La volví a mirar y acabó el beso
pero la suave marea de la sangre
constante y armoniosa
seguía deslizándose por mis huesos
Fue breve y la vi partir
con su chaqueta de cuero desteñida
los zapatos de la escuela
y su cabello negro como un cielo oscuro sosteniendo una diadema
Yo con amor le llamé princesa
porque la nobleza
es de todos cuando un beso
nos abre las puertas al reino
de nuestro propio corazón
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