Las hojas suenan sin prisa
en las manos morenas del gordito
Firme aquí me dice
luego acá repite
La luz del sol llega de costado
por la ventana de arriba
Es temprano
El sol no quema
Una tras otra las hojas siguen sonando
Se deslizan remando en un silencio terso
Me hipnotiza el movimiento
como si mar adentro la ola fuera llevando
a las manos del gordito que sigue deslizando
papel tras papel
una carrera sin prisa
al origen de la orilla
donde se encienden fogatas
de hojarasca y seda
néctar de alma en veda
única llave del soplido
susurro blanco que abre el cielo
canasta de espuma
laguna y la pluma cayendo en el medio
Cierro los ojos
casi un pestañeo
Firmo un contrato
que no he leído
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