La primera vez que vi la mar
de cinco o seis años dentro de un fiat 147
sediento como pocas veces
pensaba que podía beberla
Me imaginé sobre ella
con el agua hasta las caderas
bebiendo a destajo con ambas manos
hundiendo la cabeza
abriendo la boca
regocijándome en el líquido
hasta aplacar la sed
Cuando llegué a la costa estaba nublado
me mojé los piernas y gran parte de la ropa
Mi mamá me dijo que no fuera ridículo
que nadie se estaba bañando
que enfermaría
caso que no hice
a pesar del invierno
hundí las manos en la arena
recordando el cocho de la abuela
la espuma cual bebida agitada en mi boca
y las olas como la loca niña que me gustaba
Nadie me dijo que el agua era salada
Todo mojado y congelado regresé
Mi papá leía un libro
o tal vez era una fotografía de mi padre leyendo un libro
El cielo completamento grafito
se rebelaba como una inmensa sábana esponjosa
Ese día de julio
tiritando con un pan en la boca
y media taza de té en la mano
con una toalla de Luis Miguel
entendí la singular pero hermosa inocencia de niño
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