martes, 23 de agosto de 2016

Jazzlucina

 

Un poco de frío, es eso, tal como se dijo que sería. Y no fuiste tú si te preguntas, si es verdad que se alucina por instantes, osea no, no fuiste tú pero sí. 

De qué distancia me hablas
De qué distancia hablo yo, no sé. 

Un fuego fatuo en la pieza busca una forma para andar y sé que la luz no desaparece se adentra en sí misma como los sueños, como el amor. 
Y acá debo detenerme. 
Como el amor digo yo
y no me refiero a ti ni a los huesos que mueven tu carne
sino al crujir celeste de la sombra
bajo la espesa certidumbre del bosque; árbol ajeno por cierto, hojas ajenas también.

Y qué hago con este perfume que esculpe como la niebla cualquier destino? 
Debiese apartarlo no crees? pero no es asunto tuyo ni mío
Yo respondo a las letras y a su sed infinita hasta que el rastro se difunde en el temblor de la noche. Golpeo y golpeo la puerta hasta que el verbo regresa mal herido y borracho a recoger sus partes, a repetirme un poema, a decirme "estoy cansado, escríbeme, dilúyeme". Yo lo tomo entre mis manos, como a un niño en la guerra, lo poso sobre el papel y en su cara moribunda de sangres y flores germina una luz que me ciega. Lo que recuerdo lo escribo, lo que me dice de ti, de mí qué sé yo. Si es verdad que se alucina por instantes y las magas y las musas arrancan por las calles asediadas por poetas de frac y qué va, qué va... eso ya se ha visto antes.

Pero acá, en este paradero vacío puede ser que te detengas a esperar a un tren que no vendrá por nosotros. Si corres, volverán por ti, si vuelas volverás a ti, si escribes toma mi mano...
Si es verdad que se alucina por instantes.

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