martes, 10 de marzo de 2015

La paz que inhalo

Cierro los ojos incitado por el viento
que lleva una ceniza de un volcán lejano

Me hundo sutilmente
como si mi alma fuese un volantín
recogido por el niño
que busca sentir lo que yo siento con mis alas
cuando se corta el hilo
y me pierdo lejos sobre el cielo

Caigo en aguas quietas junto a la ceniza
que después de mucho tiempo se disuelve al fin
como la idea que tengo del ser que soy
y por olvido me pregunto tantas veces

Por instantes cobro el color del ocaso
la paz que inhalé sentado en la arena
la sangre que brotó de mi piel
todo no era más que mi propio aroma
la fogata de mi cuerpo
el crepitar de mis huesos
el tizne en el tacto que vuela como el polvo
o la ceniza que se escapa
para que mire como un ciego
para que escuche como un sordo
para que cierre los ojos otra vez

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