No nos explicamos el ser
ni la noche
la medida conjurada en el flujo de la ronda;
tensión distendida
mano a mano
hacia una sola dirección
La cartografía dice:
El corazón
late por sí mismo
Si no hacemos lo mejor que podemos
hacemos lo que podemos
sin juicio de valor
El sol y la noche no cambian
pero ningún ocaso es igual al otro
Mientras tanto en la pupila
después de algunos años queda lo esencial
La sincronía de esa mirada
mirando la punta del dedo que apunta una estrella
La estrella tiene un nombre que no recordamos
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