miércoles, 27 de abril de 2022

Nadie sabe de luz
hasta que anochece

La música del segundo piso
Las palabras del ajedrez

Y luego lo que acostumbramos a llevar

En las ventanas cruzan eternamente
los rostros inolvidables 

Nuestra colección privada de recuerdos

En ese mismo jardín
se apresuran los pájaros de repente

Una nueva ventana se abre
de cuando en vez

Entonces por un momento
toda la atención es tuya 

Los rostros inolvidables se voltean 

Llegaste al laberinto de mí
a la casa donde todo lo guardo
a regalarme
lo que nunca creíste que fuera hermoso
una ordinaria rabieta 
que lanzaste al aire
sin esperar respuesta 

Hay cosas que suenan después
porque cada momento guarda una nota
y es el asir de los años
lo que desata el laberinto
en un aroma que vuelve
tan sutil como el pasar de una hoja 

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