martes, 19 de marzo de 2019

Nada que agregar

Un gato pidió permiso para entrar en mis sueños.
Yo le dije:
Si vienes por ratas mi gato se las llevó todas.
Él me contestó:
Las ratas abundan pero poetas ya no.

¿Vienes por poetas en mi cabeza? le dije.
Hay uno en especial que jamás cierra los
ojos,  quiero saber qué mira, me dijo.
Pues pregúntale a mi gato, contesté.
Puedo mirar a través de él pero hay cosas más allá de la pupila
no será lo mismo, insistió.
Puedes pasar pero junto a mi gato
y a todos mis guardianes astrales, le dije.
No hay problema, susurró.

Cuando el día llegó yo no me di ni cuenta.
Le pregunté a mi gato semanas después.
Él me dijo que no regresó, que se quedó en los sueños.
¡Qué! le dije yo, y eso ¿está bien?
Pero mi gato siempre calmo me respondió 
que el poeta que no cerraba los ojos
buscaba a su gato hasta que al fin lo encontró.

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