Creí más en la noche
cuando en la punta del destello
polvoreaba el carmesí
en roces sugerentes
y una mejor amiga
abría su corazón
para que todos bebiésemos de ella
Rodaba el sol a destajo
sobre la mesa rasa de juicios
y en el nombre del amor
atravesábamos dimensiones sin saberlo
Muchas almas tomaron de esa espada
desenvainando la luna
y cabalgábamos desnudos por el desierto
siguiendo la sangre de dios
para hallar un aliento
otra luz
Pedíamos vino
y en las comisuras de los labios
cascadas moradas llenas de sirenas
susurraban canciones que otoñaban los huesos
Uno a uno cerrábamos los ojos
y abríamos nuestro tesoro
intermitentemente puro
entre el deseo y la risa
Nos quedamos una noche
en el ojo de una estrella
que a veces centella
dulcemente en mi ventana
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