martes, 5 de abril de 2016

La mar y la vela de mañana

Tal vez pasaré mis últimos días en el mar
en una casa
donde sólo hablen los libros y el silencio
bajo el mismo fuego que prendí cuando niño

Quizá salga muy temprano en la mañana
bajo el canto de las gaviotas 
a sentir la arena fría en mis pies descalzos 
siempre emocionados por los besos del agua

Pescaré sin caña 
uno que otro recuerdo arrastrado por las olas
que reventarán en mi corazón 
y el murmullo de espuma será letal de nuevo

No me protejeré del sol
porque será mi amigo
y mi padre en las noches de invierno

Me seguirán los perros pero ninguno como aquel 
que aun apagado mi amor me esperó siempre

Volveré a casa con un papel en la mano
y un lápiz en los ojos 

Me esperará no sé quién ni menos su nombre 

Dejaré la harina en mis manos
antes de preparar el pan 
y vendrá un poema con el mismo cuerpo
cayendo entre mis dedos

Comeré como el último bocado
y apagaré la luz para que la luna se refleje en la sopa

Con mi cabeza en la almohada escucharé la mar 
y ella con sus últimos ecos me cerrarán los ojos

Pero no dormiré
soñaré despierto
como cuando niño desvelado imaginaba las aventuras de mañana 

Prenderé una vela 
ofrendada por un amigo
y surciré con palabras 
el último dolor de mi vertice 
que cruzará las estrellas para decirme:
duerme que los sueños te hablan 



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