La tarde no se cansa
pero reposa su aliento
en una brisa de mar
Sutilmente ascienden los barcos
en un movimiento ligero
Se pone el saco
y en los cálidos cuellos se mese
En el vaivén de los pasos de la gente
se puede ver desde el suelo
los ecos de su silueta
Busca las ventanas para el recuerdo
y es el camino predilecto de la esperanza
La tarde apaga la luz primero
y con su último aliento
se desnuda
Le dicen noche a su cuerpo estrellado
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