mientras miraba sus manos agrietadas
Un anónimo entre tantos otros
Me dijo que era solo
que había dejado el trago
que era el oficio de toda su vida
Años en el mismo sitio
en la misma plaza
¿Alguien habrá lustrado sus zapatos?
Unas flores marchitas están en su puesto
Desde lo otro mundo
abrillanta pétalos que son escaleras
Es suficiente, le dice un ángel
ya no pulas más
es hora de volver a casa
Y sus trapos se volvieron alas...
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