Y las palomas grises volaron
y un barco parecía de juguete
Era un día tal vez más brillante
si una mano detuviera su dedo acá
Una postal de horizonte
de lustrabotas
de madre e hijo
Desde la ventanilla de un auto
entre las ramas y las sombras
la vi
Quiero pensar que ella también lo hacía
que detuvo el tiempo en ese momento
que viajó por las manos arrugadas del lustrabotas
hasta los ojos prístinos de la niña
Que navegó en el barco
que voló con la paloma
en la secreta complicidad del segundo
Y que en la noche
en la oscuridad absoluta de su pieza
bajo la luz de un viejo farol
mi cuerpo inadvertido en la postal aparecía
avistando fijamente también sus secretos ojos
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