Dicen que todas las palabras
fueron alguna vez nombradas
Que ya no queda ninguna
que destelle
su primer sonido abierto
Excepto una
que aparece y se va
Aun más breve que las fugaces
Su decir es un olvido inmediato
una puerta abierta de luz enceguecedora
Su pronunciar detiene el tiempo
y todas las palabras vuelven a ella
Es la única
La primera
Sin ella todos los decires
rebotarían en las pupilas
en caminos de toscos gestos
buscando el alma de la materia
Vive en las todas las bocas
y duerme en los corazones
Su presencia es como la luz
buscando salir tras la neblina
Cuando uno se olvida qué decir no se olvida
es ella la que viene
se deshoja y luego brilla
De su néctar silábico
solo quedan las impresiones
un calambre en la pintura
un déjà vu en los colores
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