Saltando los espejos
hasta el cielo paralelo
giró
una escalera de sí
en cada peldaño
Tomó su anillo de humo azul
cerró los ojos
otra vez
en una canción siempre nueva
Se ungió de sí
tatuando el nácar del mundo
zurciendo como bailando
por cada flor arrancada
de su espina
En un parpadeo
vivió doce siglos humanos
y la breve vida de los insectos
que mueren en la luz
Un día dejó de escribir
y su pelo se volvió opaco
Amanecía y anochecía
en una sola línea
Muchas velas se extinguieron
muchos rostros
Cuando despertó
se despertó
del sueño que la contenía
pero quiso volver
para despertar
al resto
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