El zumbido de la incandescencia
El silencio de la periferia
La luz inevitable
humilde y poderosa
Este enorme barco
en este enorme mar
Oh Dios
estoy en el corazón
del mascarón de proa
y mis ojos contienen ese enorme mar
La mudez del rastro del sol en el agua
del grito eufórico del navegante
son la lágrima también muda
Pero está ahí
en cada fisura del teatro
esperando que
estas miradas perdidas
encuentren el camino a la gloria
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