Revuelvo el café que no tiene sabor café
- y se llama nescafe-
Recuerdo con más cariño la publicidad
ochentera de este brebaje.
El viaje
La pareja de enamorados
el horizonte
el vapor y la taza roja
Por ese tiempo yo vivía en Calama
que de playa nada
ni gente tomando café sobre verdes colinas
en el amplio y brumoso horizonte
Pero de pronto sonaba en la tele
aquella publicidad
y aunque no me apetecía probar café
me embargaba una enorme nostalgia
por esa soñada escena
de la pareja sentada en el auto
Nostalgia del futuro le llamó Teillier
Premonición del presente
cuando se traza el camino en el destiempo
sobre portales
cualquiera sean ellos
de momentos apetecibles
y reconfortantes
Y aunque esto pueda resultar
desde otro punto
un verdadero cebo programático
el lenguaje del cielo abierto
no puede ser transgénico
- solo si, sabemos filtrar su pureza-
Así pues cuando terminaba la cosa
uno se quedaba con los trazos
con la ruta del tipo del auto
-porque debieron tener un destino-
y con la linda sonrisa de la mujer
Qué habrán conversado para que pudiesen estar así
tan distendidos
tan secretamente compenetrados?
Tal vez los actores habrán hecho el amor antes
o
lo que es mejor
harían el amor después
Cosas por supuesto
cuando niño
no me pregunté
Yo me quedaba con el resultado compacto
la sensación de mirar los caminos sobre el camino
como un águila traza su rumbo
Nescafe, qué sabor de mierda tiene
pero qué hermosa experiencia me dio
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