No es necesario que me mires y sostengas la mirada si ya hemos cruzado en un segundo esa cuerda tan sensible que nos ata -ligera y transparente, ya lo sé-
Mi medida es el aire y tu belleza por cierto, alienta mi follaje esparcido por el suelo como cobrizas hojas de otoño movidas por tu pausa y esa brisa de tu aliento que trae la lluvia y un libro abierto detrás de la ventana.
Pero no es lo único de ti y es lo único de ti. He dado vueltas en círculos para encontrarme contigo y en cada ronda veo un horizonte donde se pierde el mismo barco bajo un sol siempre nuevo.
Adivinaría tu nombre bajo la sombra de un árbol o en la fila de trámites bancarios con el mismo entusiasmo de quien nunca ha visto el mar - y lo huele y lo siente y lo oye-
Pero no es lo único de ti y es lo único de ti. Llevas en tus brazos un tibio río y a un niño que te abraza como yo quisiera hacerlo
y sé que tal vez no pudiera hacerlo y sólo me quede de ti
una tímida mirada,
unos segundos,
un pequeño viaje,
un mundo secreto entre tú y yo
sin personajes ni besos ni encuentro
sólo palabras y este poema
tal vez un poco de viento
y tu pelo
y tu pelo
y tu rostro que dice adiós
con una hermosa y triste sonrisa
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