Llevas la templanza de dos caballos negros en tus hombros
y el brillo de la roca bañada por el mar
Como el hada del agua mirando la luna
alzas apenas tu rostro con el favor del rocío
Eres el destino de las estrellas fugaces
que pierden el camino en mis ojos
En ti la flor de loto se deshoja
para extender su belleza en el lenguaje de tu tacto
Sola frente a la mesa
el vapor da girones
y el sol se cuela en la curva
por donde aparece tu boca almendrada
Oh ninfa del pueblo
qué bello es verte comer
tu plato caliente de porotos
2 comentarios:
Vi, en tu poema, a una ninfa muy bella.
Un abrazo.
Siempre están ahí Rafael...
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