miércoles, 19 de noviembre de 2014

Cordilleras a las costas

Despertar como si en los ojos una montaña
y los párpados de sable separando la tierra

Mirar otra vez la ciudad

como sólo en aquel día se miran las cosas

Desvestir mi piel desnuda

para que salga a la calle lo que soy
sin olvidar mi bufanda de versos

Andar despacito entre la gente

como pelusa llevada por la brisa

Buscar un banca concurrida por los amantes

por los cesantes y desamparados 

Echar el cuello atrás 

cerrando los ojos para el que sable regrese la sangre a su sitio

Dejar caer toda la montaña 

Sentir las venas como raíces  

Quedarme en la plaza 
más tiempo que los árboles 
o esa espera que el pueblo deposita en los centros 

Abrir los ojos llenos de trinos 
divisando otras montañas

Ver mi propia cordillera
para no sentirme solo 
otra vez










3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo quiero... sobre todo lo último... y por otras fronteras...

No siempre se puede :/

Te acompaño en esta nueva semana.

Franco Valenzuela Torres dijo...

No siempre, es cierto
pero la posibilidad vive
Tal vez seamos nuestras propias montañas
¡ ay esta necesidad de mirar las campos
la tierra, la sabia cordillera y olvidarse que
eso somos también cada día !
Quizás ahí la ilusión de la separación
y la poesía como un abrazo viene recordándolo en un poema.

Un abrazo, sol para tu semana (con neblina de regalo)

Anónimo dijo...

La neblina me la quedo, y la re adoro, cuanto más fría y densa, mejor!!!
El sol...paso, te lo dejo toito pa ti, Franco... Y es que nos llevamos re mal ;)

Y sí, las posibilidades siempre están. Es lo bueno de ser positivo :)